LUCAS 22, 14 - 23, 56 y 23, 1-56
14 Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los
apóstoles con él; 15 y les dijo:
- ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de
mi pasión! 16 Porque os digo que no la comeré más hasta que tenga su
cumplimiento en el reino de Dios.
…/…
55 Las mujeres que habían llegado con Jesús desde Galilea
habían acompañado a José para ver el sepulcro y cómo colocaba su cuerpo.
56 [a] A la vuelta prepararon aromas y ungüentos.
Hoy, domingo de Ramos, se lee en las eucaristías la Pasión
y muerte de Jesús. Nosotros no la hemos reproducido por su extensión. Solo hemos
reflejado el comienzo -la cena, la eucaristía, el amor fraterno- y el final
-Jesús ya muerto depositado en el sepulcro-. Invitamos a leerla con
detenimiento porque es un relato que nos llega al alma, una historia de amor
hasta la muerte, una vida de Jesús entregada “sin rechistar” porque el amor
verdadero es plena donación. No sabemos si pudo ser distinto, pero fue así:
entrega total, amor sin condiciones. El mismo Dios hecho hombre se deja matar
para demostrarnos que el amor es lo más grande.
Pero no es una historia pasada ni ajena a nosotros. Es una
historia que se hace vida cada día. ¡Cuánta gente se entrega en cuerpo y alma
por amor! Miles de padres de familia dejan su piel por amor a sus hijos. Miles
de personas se ponen al lado del que sufre para acompañar. Millones de seres
humanos rezan a Dios para que no pierdan el sendero de la entrega, del acompañamiento,
del amor a los demás.
La entrega de Cristo es para nosotros el mejor testimonio
de cómo podemos vivir para ser felices. Jesús sufrió, Jesús perdonó, Jesús amó.
Ahí está todo. Es una historia con un final feliz: no es la muerte lo que queda,
la vida resurge esplendorosa. De ahí el título de esta reflexión “La historia
de amor”, la más grande historia de amor. Ahí la tenemos para hacer nosotros lo
mismo.
El siguiente video nos recrea esta historia de amor de
Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario