Hoy vivimos conectados, a todas horas, a través de mil
aparatos y dispositivos –móvil, ordenador, ipad…- y de redes que son como
nuestros hermanos –facebook, twiter, whatsapp, Messenger…-. Están tan dentro de
nosotros que casi no sabríamos vivir sin ese martilleo de información y contacto
constante.
Imagínate un día sin nada de eso. Ponte en el supuesto que
durante una semana no hay teléfono ni ordenador ni whatsapp. Sería como si
dejásemos de alimentarnos: ni comer ni beber. ¡Qué horror! Qué prueba tan
difícil.
Y sin embargo nos podría venir bien. Desconectar de tanto
ruido, de tanta información, de tanto contacto. Hacer un nudo en el hilo de esa
necesidad e impedir lo que nos llegue de fuera. Porque es necesario de vez en
cuando desconectar. Para conectar con lo esencial. Con el Ser, con ti mismo,
con Dios.
De vez en cuando es necesario salir de la superficialidad y
penetrar en lo esencial. Ahí en lo hondo de ti puede estar la serenidad, la
paz, la razón verdadera para ser una persona feliz. Ahí dentro de ti es donde
serás capaz de llegar a ese encuentro con Dios que posiblemente anhelas. Ese
encuentro que te hará bien. No fuera de ti. Está en ti. Desconecta de lo de
fuera y céntrate en ti.
Ahora que empiezan las vacaciones puede ser un buen momento
para intentarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario