Al leer
ahora el evangelio del día comienza diciendo una frase sobre la que podríamos
recapacitar. Dice el texto:
“En aquél tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba
mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla” (Mateo 8,
16).
Esto nos
hace pensar que cuando hay mucha gente que dice estar al lado de Jesús quizá
sea el momento de cruzar a la otra orilla. ¿Y cual es la otra orilla?
Pues
aquélla zona donde hay personas que no siguen a Jesús, que ni siquiera se
acuerdan de él o que quizá le rechacen abiertamente. Pero Jesús precisamente
quería ir a la otra zona. Hay dos razones estupendas:
Una, es
que donde hay menos personas es un lugar silencioso donde podemos orar con más
facilidad. Seguramente los discípulos en esa zona estaban más a gusto para
hacerle las preguntas que tuvieran que hacerle.
Y dos, en
la otra orilla es donde podemos acercarnos a charlar con personas a las que
podamos hablar de Dios y quién sabe si nuestras palabras puedan llegarles al
corazón.
Hay que
salir del cascarón donde estamos tan cómodos y calentitos y arriesgarnos a dar
pequeños pasos hacia los demás.
Un abrazo
Huellas
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