Esta noche
pasada he recorrido los domicilios, también las calles y los bares. La gente
estaba eufórica. La noche de Reyes ha sido, en unos sitios un bullicio de
alegría, en otros un silencio contenido esperando sentir las pisadas de los
Reyes con todos sus acompañantes.
¿Cuántos
niños han visto los Reyes magos esta noche? ¿Cuántos los han sentido? Todos.
Es la noche
de la ilusión, de la alegría, de los nervios por saber si traerán aquello que
les pedimos.
Es la noche
más corta, porque toda la noche hemos estado navegando e imaginando cómo la
magia de esos Reyes es capaz de llegar a los corazones de las personas, sobre
todo de las más pequeñas.
Esta noche
soñé que era niño, que los reyes llegaban a mi casa y probaban los dulces que
les dejé al lado de mis zapatos y los camellos bebían el agua que les dejé.
Esta noche noté el beso del Rey Gaspar, la acaricia de Melchor y la sonrisa de
Baltasar con esos dientes tan blancos.
Esta noche fui
niño. Y recuperé la inocencia, la ingenuidad, la espontaneidad y la bondad de niño.
Y dormí a pierna suelta. Y notaba la sonrisa en mis sueños. E imaginaba. Y
soñaba.
Cuando
desperté comprobé que no era sueños, que los Reyes habían pasado por allí,
estaban allí, dejaron su cariño y me sentí feliz.
Esta noche soñé que la vida es bonita y a la mañana comprobé que no era un sueño…
Que bonito sueño, y lo mas bonito es que para nosotros es realidad... Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarOjala nunca perdamos la fantasía y la ilusión de creer que los reyes magos y la estrella existen, y seamos nosotros estrellas que guíen a los demás hacia Jesús.
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