Tomo de otro
(pastoral sj) el siguiente texto:
Yo no sé si es mucho o poco el tiempo
de que dispongo. No sé si mis años se contarán
como largos o cortos. Y así está bien. No saber, imaginar, proyectar, pero
siendo conscientes de lo limitado de nuestro tiempo. Ese es el límite. Una
vida. Una. Y en ese límite, me toca ser artista, creador, amante, hermano, escribir
páginas hermosas, encender fuego que ilumine este pedazo de mundo que mis pies
caminan. No puedo darle mucha importancia a mi vida, ni muy poca. La justa. Haciendo
que cada día y cada hora importe.
Y añado:
Y así está bien. Hacer cada día lo que toca. Hablar con cada persona que
encuentro. Mirar cada situación sabiendo que es temporal. Disfrutar de la
familia porque ahí el cariño está garantizado.
No quiero quedarme en el pasado ni quiere vivir anhelando un futuro que
no conozco. Eso me quita energía y me crea ansiedad.
Quiero estar hoy aquí, donde estoy haciendo lo que hago, entregándome por
completo. Porque así soy feliz.
Y tomo también de otro, Walt Whitman, este poema:
Canto a
mí mismo
Mira tan
lejos como puedas, hay
espacio
ilimitado allá,
cuenta
tantas horas como puedas, hay
tiempo
ilimitado antes y después.
Mi cita ya
ha sido concertada y es
segura,
allí estará
el Señor, esperando que yo
llegue en
perfectas condiciones
allí estará
el gran Camarada, el amante
verdadero
que he anhelado.
No vivir en las nubes y pisar tierra, sentir a la gente, ocuparme del hoy. Setarcos
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