Estamos
pasando momentos difíciles de crisis. Muchas personas sienten en la Navidad una
cierta tristeza porque ven a la gente alegre y a ellos les falta lo más
elemental para vivir o para hacer un pequeño regalo de reyes a sus hijos.
Y son
familias buenas, que se preguntan a menudo ¿por qué a mi?
La crisis
económica nos está invitando a todos los que seguimos a Jesús, a caminar hacia
una vida más sobria, a compartir con los necesitados lo que tenemos y no
necesitamos para vivir con dignidad.
Ya el papa
Francisco nos ha dicho que vivir el Evangelio no se queda en rezar mucho o leer
mucho el Evangelio o asistir a muchas eucaristías. Vivir el Evangelio es estar
cerca de los más necesitados, darles nuestro cariño y nuestro apoyo económico. Hemos
de hacernos preguntas muy concretas si queremos seguir a Jesús en estos
momentos.
En primer
lugar hemos de preguntarnos cual es nuestra relación con el dinero: ¿Qué
hacemos con él? ¿Para qué ahorramos? ¿En qué invertimos? ¿Sabemos compartirlo
con los necesitados?¿A quiénes podemos ayudar a comprar lo que necesitan?
Es cierto
que hay vidas admirables de oración, pero puede faltar algo, como al joven que
se acercó a Jesús a preguntarle qué podía hacer para ser mejor. La respuesta
fue: "Una
cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres... y
luego sígueme". Podríamos preguntarnos si no seremos nosotros como el
joven del Evangelio. Necesitamos seguridad y bienestar.
Si es
nuestro caso estaremos viviendo una religión “cumplidora” pero falta de
alegría. Le falta la alegría de colaborar con Jesús.
Un
abrazo
Huellas
Ponéis el acento en un tema importante: la cartera. El dinero es necesario para el bienestar. Pero Jesús fue contundente: no es el dinero lo más importante, lo más importante es amar. ¿Cómo se ama al que tiene muy poco? ¿Cómo se ama al que no le llega al fin de mes? Vendría muy bien una visita a Caritas, a al comedor del transeunte, a calor y café...Pero también vendría muy bien fijarnos en los que están cerca y casi no tienen para comer. Lo dicho, cuando nos tocan la cartera, la reacción es inmediata. Y esto nos vale a todos. Setarcos
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