jueves, 24 de marzo de 2016

JUEVES SANTO: DE FIESTA CON DIOS




Hoy celebramos la última cena de Jesús. Continuamente se nos recuerda  que la salvación de Jesús resucitado se nos está ofreciendo "HOY",  Por eso celebramos la Última Cena, no de hace 2000 años, sino realmente de hoy.
Debemos sentirnos sentados en esa mesa donde Jesús nos da de comer y beber su cuerpo y su sangre, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y participar de todo lo que aconteció en la noche en que iban a entregarlo. Y con su acto de lavar los pies a sus discípulos nos enseñó la acogida incansable que debemos manifestar hacia los demás, tanto si nos gustan como si no.
 Por otra parte es el momento en que queda instituida la Eucaristía  y nos dijo:  "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19). Pero es una Eucaristía distinta, porque en esta cena lo que celebramos es la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación". Por eso esta Eucaristía no está llena de la tristeza del viernes santo sino de alegría porque lo que nos recuerda es que "el Padre nos entregó a su Hijo para que tengamos vida eterna" (Jn 3, 16) y que el Hijo se entregó voluntariamente a nosotros, muriendo en una cruz.
Por eso es como si estuviéramos a la vez tristes, porque sabemos que Cristo va a morir y alegres porque nos sabemos amados por Dios hasta la muerte.
Es fundamental estar atentos a lo que se despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. Hoy mismo debe ser para nosotros un día de salvación.
Un abrazo


Huellas

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