Nada del mundo te salvará. Una
casa bonita no te salvará, tampoco te salvará tener mucho dinero, ni una bella
mujer, ni un buen marido. Los viajes que hagas no te harán mejor ni más sabio.
Nada te garantiza llegar a ningún sitio. No eres más por un libro que leas o
por un curso al que vayas a ir el próximo fin de semana. No eres más si tu
cuerpo está fabulosamente bien. No te salvará tener una mente brillante. Ahora
comprendo que la brevedad de la vida tiene en realidad mucho sentido; la vida
es breve para que la comprensión sea rápida; la brevedad de la vida tiene que
ver con una cosa muy simple: la esencia se comprende en un instante, así que ya
no necesitas más tiempo; el tiempo que te sobra es un estorbo y una fuente de
tentaciones.
Es verdad que existe el karma
y la reencarnación, claro que existen. Y es que si no consigues despertar y
salir del sueño, volverás a repetir las cosas una y otra vez. El karma es lo
que te lleva a repetir lo que no has resuelto, y la rueda de reencarnaciones
que te va a tocar vivir va a ser infinita hasta que aciertes a saber lo que de
verdad eres, nacerás y morirás mil veces hasta que te des cuenta, vas a estar
así hasta que comprendas, pero no nacerás en otras vidas futuras sino en ésta.
Todo te toca hacerlo aquí y ahora. Cuando tenemos la sensación de que nacemos y
morimos es porque aún estamos dentro del sueño. El que ya ha salido del sueño
ni nace ni muere, sólo se esparce en el infinito. Entre las estrellas.
RAUL RODRIGUEZ, escritor
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