No te conozco. Pero quiere empatizar contigo.
Me refiero a
ti, al que lo estás pasando mal, al que tienes dolores que cada día te están
minando. A quien eres mayor y te cuesta moverte. A quien has perdido la
ilusión, y no tienes ganas de nada. Me dirijo a ti porque estás viviendo una
situación difícil con tu hijo, o con tu
pareja. También a quien no tiene trabajo, a quien no le llega el dinero hasta
fin de mes. A quien ha discutido con un amigo. Me dirija a ti que estás solo,
desesperado, triste, abatido, sin fuerzas. Me dirija a todos aquello que, por
las circunstancias que sean, han perdido la ilusión.
Escuchadme. Es posible vivir con alegría, la
esperanza está junto a ti, no te dejes llevar por la angustia, el miedo, la
tristeza, el abatimiento. Esos sentimientos puedes cambiarlos. Tu no eres esos
sentimientos. Tienes la posibilidad de seguir viviendo de otra manera. Tienes
fuerzas para ver el tono alegre de la vida. No busques el cambio fuera de ti. Está
en ti, dentro de ti.
Dios es alegre, Dios es Padre, Dios te quiere. Acude
a Él. Escúchale. Medita. Búscale en el silencio. La última palabra la tiene el
amor. Puedes con tu dolor, puedes con tu tristeza, puedes con tu amargura. Dios
te ama. Lo último, lo primero, lo esencial, lo que llena es el amor. Todo lo
demás son adherencias.
Como en la fotografía: captada a la altura adecuada, todo es belleza.
H y MN
Perfecto. Nosotros no somos nuestros pensamientos ni nuestros sentimientos. Nosotros somos un pensamiento de Dios hecho realidad y por ello llevamos dentro parte de su divinidad. Solo hay que ser conscientes de ello, de ser queridos por Dios y así volverá a nosotros la iluminación y la alegría de vivir en su amor.
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