ELVIRA Y VITI LOS
PRÓXIMOS RESPONSABLES DEL SECTOR.
El miércoles
pasado, festividad de la Virgen de Fátima, nos reunimos para estar juntos y
alabar a la Virgen en este mes de mayo. El encuentro fue en las
Concepcionistas, nos convocó el sector a las 19 horas y el equipo 8 fue el
encargado de organizarlo. Allí estaba la comunidad de las madres
concepcionistas con las que compartimos
una hora larga de oración. La eucaristía, presidida por José Luis, nos acercó a
una realidad que se aprecia, sobre todo, desde lo profundo del ser: la vida
consagrada, entregada toda ella a Dios, que bebe sobre todo de la eucaristía.
Quienes tienen costumbre de ir cada día a misa, si son capaces de vencer la
monotonía, están más cerca de Dios, porque ahí, en el misterio de la eucaristía
la proximidad a Jesús es muy evidente. Quienes lo han vivido lo anuncian y son
testigos de ello, aunque otros muchos le parezca inalcanzable. La mejor oración
es la eucaristía.
En este caso,
además, trajimos expresamente a la Virgen a nuestro encuentro, porque quisimos
rezar las vísperas de la Virgen, Madre de Dios, la persona que ha estado más
próxima a Jesús, su propio hijo.
En la homilía, José
Luis, fue desgranando las dos vocaciones que allí se juntaron. Una, la de la
comunidad de las concepcionistas, con su vocación a la vida consagrada. Otra,
la vocación de los matrimonios de los Equipos que quieren vivir el evangelio en
el mundo. Ambas vocaciones son necesarias, porque la vida completa necesita
oración y misión. Destacó que aunque estamos el final del tiempo litúrgico de
pascua, la resurrección nunca se acaba porque es la vida en totalidad y para
siempre. Por eso la pascua trae sello de eternidad y no fecha de caducidad. Pero,
bien insistió que Dios no se impone, Dios se ofrece y es necesario una actitud
de búsqueda para embebernos de Él y anunciarlo en las plazas públicas. Porque
no es de unos pocos, Dios es de todos. Por eso el papa Francisco en la Alegría
del Evangelio nos invita a ser Evangelizadores con Espíritu, esto es, personas
de oración y de acción, porque a Dios no lo podemos apropiar. Nos invitó a leer
el capítulo V de la Exhortación La Alegría del Evangelio, porque ahí el papa
nos anima a quitar el miedo y a hablar de Dios tras la oración. Como
lo hizo la Virgen. Que nadie nos quite la esperanza.
Especialmente emotivo fue el testimonio que
una de las monjas concepcionistas dio de su vocación consagrada a Dios. Nos
dijo que su vocación surgió porque fue Dios quien le invitó a vivir más cerca
de Él, entregando la vida entera al mismo Dios, con las mismas actitudes de
María:
a) escucha de la Palabra; b) escucha de las necesidades de los hombres
para presentarlas a Dios en la oración; c) fe, servicio y ayuda en la tarea de
cada día; d) silencio; e) obediencia a los planes de Dios. En definitiva,
entiende su vocación como entrega de su vida a Dios y como un regalo del mismo
Dios, porque es Él quien nos ha elegido, concretando su misión en orar en
nombre de todos. Un aplauso espontáneo fue el gesto sonoro a tanta entrega por
amor.
Juan y Angelines
presentaron los nuevos responsables para
el próximo trienio: Elvira y Viti, quienes después de agradecer la confianza en
ellas, nos pidieron expresamente que rezáramos con ellos, y se comprometieron a
ir por la vida con la cara bonita y el rostro sonriente y a hacer realidad eso
de que todos somos responsables por lo que esperan de todos compromiso e
implicación porque estamos para servir. Herminio y Mª Nieves felicitaron a los
nuevos responsables e hicieron, con un gesto sencillo, que los nuevos responsables sintieran la cercanía del
cariño de todos los que allí estábamos, porque más que las palabras, importa el corazón.
Con el magníficat
pusimos el broche final a un bonito encuentro.
Nos agrada comprobar que se a captado de forma incuestionable nuestro deseo para el próximo trienio: Todos los que componemos el sector somos resposables del mismo y por lo tanto esperamos que se comprometan y se impliquen en ello, por eso pedimos que mas que rezar por nosotros, recen CON nosotros.
ResponderEliminarQue Nuestra Señora de los Hogares nos acompañe siempre.
Elvi y Viti