Anochecer |
Después del tan esperado y
controvertido "debate de investidura", tensamente mantenido en el
Parlamento español, el miércoles 14 de junio, es hora (lógicamente) de hacer el
balance de lo sucedido. Políticos, periodistas, politólogos y ciudadanos de
todas las tendencias y colores, cada cual, desde su punto de vista, da su
opinión o incluso dicta sentencia. Como es lógico, la política, la economía, el
derecho, la historia y la sociología tienen mucho que decir sobre lo que
estamos viviendo en España.
Así las cosas, yo me pregunto:
¿Y la religión? ¿no tiene nada que decir en este asunto y tal como está la
situación? Es lógico hacerse estas preguntas, ya que el tema de la religión,
con todas las limitaciones, y hasta contradicciones, que entraña para muchos ciudadanos,
es uno de esos problemas que le sigue interesando a mucha gente.
Pues bien, precisamente por lo
que acabo de decir, me viene a la cabeza una pregunta que no puedo evitar.
¿Cómo se explica que el partido político más cercano a la Iglesia (el PP) sea
el partido más corrupto, si es cierto lo que se dijo en el Congreso? O también:
¿qué explicación tiene el hecho de que los partidos políticos de la izquierda
sean los que -por lo que en el Parlamento se dijo- más acaloradamente defienden
los derechos de los más desfavorecidos, los parados, los pobres, los
inmigrantes...?
Por supuesto, todos sabemos
que, en esto de la política, cada cual arrima el ascua a su sardina. Los de la
derecha, porque saben que su buena relación con la religión les da votos. Como
los de la izquierda saben igualmente que su argumentación en favor de los
pobres, también les proporcionan votos en abundancia. Con lo cual queda
patente, una vez más y entre otras cosas, que la relación entre la
"Religión" y el "Evangelio" sigue siendo enormemente
problemática.
Lo fue desde el comienzo mismo
de los orígenes de la Iglesia. Porque, como sabemos, a Jesús lo persiguió y lo
mató la religión. De la misma manera que ahora sabemos que la religión
católica, que tanto bien les hace a los más desgraciados del mundo, también es
cierto que sintoniza mejor con quien le proporciona dinero y privilegios, que
con los que, en sus programas políticos y sociales, se ponen de parte de los
trabajadores, los parados, los extranjeros, etc.
Al decir estas cosas, no
pretendo ingenuamente resolver problema alguno. Solamente me interesa destacar
un tema que me parece capital: ¿qué importancia tiene en mi vida el
"Evangelio"? El día que cada cual empiece a poner en claro esta
pregunta, seguramente empezará también a darse cuenta por qué las relaciones
entre religión y corrupción nos resultan tan complejas y confusas.
No sé si esto es importante
para Usted. Para mí -insisto en ello- es capital. Porque veo que ni la
política, ni el dinero, ni el derecho, ni la tecnología le ponen remedio al
sufrimiento y la inseguridad que padecemos. ¿No será que no nos interesa el "Evangelio"?
¿Y no nos interesa porque no lo entendemos ni sabemos qué relación tiene lo de
Jesús con la religión y la corrupción?
José María Castillo
Religión Digital
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