Llega
septiembre, el otoño, y nos parece que ya es el momento de la decadencia, tras
un verano maravilloso. Pero realmente no es la decadencia de nada, porque la
naturaleza nos vuelve a sorprender en muchos sentidos.
Primero
los colores vuelven a cambiar, la naturaleza se pone dorada, con colores
amarillos, rojos y todo se vuelve maravilloso. Pero no es lo único que sucede.
También se cubre de frutos de una riqueza enorme: ciruelas, manzanas, uvas,
castañas… Algunos vienen hasta de tres en tres, como la Trinidad.
La
naturaleza nos enseña mucho. Los que estamos en los equipos de León, en una
gran mayoría estamos ya en el otoño de nuestras vidas, pero eso no quiere decir
que estemos en la decadencia, al revés es un buen momento para dar frutos. No
nos olvidemos de esto. Ojala nuestros frutos sean dulces y maravillosos como
los que Dios ha creado.
Un abrazo
Huellas
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