Domingo XXVI Tiempo Ordinario
Evangelio de Marcos 9, 38-48
En aquel tiempo,
dijo Juan a Jesús:
¾ Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros.
Jesús respondió:
¾ No se lo impidáis, porque uno que hace
milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra
nosotros está a favor nuestro.
El que os dé a
beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará
sin recompensa. Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le
valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir
con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te
hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los
dos pies al abismo.
Y si tu ojo te
hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser
echado con los dos ojos al abismo, donde el gusano no muere y el fuego no se
apaga.
Jesús invita a la inclusión.
Los discípulos defienden a “los nuestros”. Entendidos como aquellos que piensan
como nosotros, que tienen convicciones parecidas, que no nos generan problemas.
Con ellos se está muy bien.
Pero Jesús alerta contra la
exclusión. Porque todos son de los nuestros. Nadie puede quedar excluido. El
papa Francisco con sus gestos y palabras toca las conciencias de todos, pero
especialmente de los que están a gusto solo con los que piensan de la misma
manera que ellos. La Iglesia, dice el papa, ha de estar abierta a todos, especialmente
a los más débiles, a los que tienen muy poco, a los que no tienen seguridades,
a los que andan perdidos.
En la Iglesia cabemos todos.
Jesús no excluye a nadie. El recibe las 24 horas del día. El siempre está
abierto a todos. Nosotros, como seguidores de Jesús, nos toca hacer lo mismo. Estar disponibles todo el tiempo para quien necesita
que le escuchemos. Nadie nos puede ser indiferente. Porque todos nacemos de
Dios y en Dios estamos siempre.
Es una llamada también para
los Equipos. Queremos equipos abiertos. No grupos cerrados. No tengamos miedo a
nadie. Los equipos son para todos los que quieran venir. Porque creemos que se
puede vivir la fe en matrimonio.
El siguiente video puede servirnos de reflexión
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