¡Ponlo otra vez,
Señor, en pie sobre tu tierra,
y firme, y
sonriente, y plácido!
-¡Que no sea este
estar tendido, enfermo,
estar tendido ya
por siempre!-
¡Levántale, Señor;
torna la sangre
justa a su
corazón, el claro ver
a sus ojos, el
bello hablar
a su boca;
devuélvele
la corriente
completa
al cauce exhausto
de su pensamiento;
ese sentirse a
gusto, ese
no sentirse la
vida –y darla toda-,
que es vida plena!
¡Ponlo,
Señor, en pie,
como me tienes
a mí, como estás
Tú!
Juan Ramón
Jiménez.
Nota de la redacción.- Hay mucha gente enferma. Sufriedo por por la falta de salud. Tengámoslo en cuenta en nuestra oración.
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