Hace tiempo oímos una frase que nos permitió pensar en ella un largo
rato. La frase decía: Imaginar es gratis y
a veces aclara deseos que la realidad no nos permite de momento.
Cuántas veces
imaginamos cosas bonitas que terminan por cumplirse, así que imaginemos una
Iglesia donde no haya diferencias entre unos y otros, donde la mujer sea
valorada igual que el hombre, donde no se eche la culpa a los sacerdotes de
todo lo malo que tenemos y donde los sacerdotes, a su vez, permitan a los
fieles opinar, actuar y decir lo que en cada momento sienten.
Imaginemos también
cada uno de nosotros qué nos gustaría decir a la Iglesia sobre lo que debería
cambiar en ella. Quizá nosotros podríamos empezar por pedirle que no tenga
miedo a la ciencia, que acepte los avances que se van dando y que no se meta en
nuevos líos al hablar de lo que no sabe o no es su materia.
Y vosotros ¿qué le
pediríais? Esperamos vuestras sugerencias.
Huellas
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