Estoy contra de ti, que no te encuentro,
que no te sé buscar, que busco afuera,
y estás veraz, tan hondo en mi ceguera,
tan cerca estás de mí, Señor, tan dentro.
Te busco desde aquí, desde mi centro,
porque no sé buscar de otra manera,
herido, a dentelladas, como fiera
que soy, hasta llegar a tu epicentro.
Mas llegarás un día, liberado
de este vivir de hombre tan concreto;
mi mundo, mi demonio encadenado.
Perdóname mi falta de respeto,
que estás lejos de mí, tan a mi lado,
tan evidente al fin y tan secreto.
Jacinto Mañas Rincón
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