Santa Catalina de Somoza |
Domingo XXXI Tiempo Ordinario
Evangelio de Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en
Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe
de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se
lo impedía, porque era de baja estatura. Corrió más adelante y se subió a una
higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio,
levantó los ojos y dijo:
― Zaqueo, baja en seguida,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó en seguida, y lo
recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban
diciendo:
― Ha entrado a hospedarse en
casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y
dijo al Señor:
― Mira, la mitad de mis bienes,
Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré
cuatro veces más.
Jesús le contestó:
― Hoy ha sido la salvación de
esta casa; también este es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre ha venido
a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Este evangelio es el que acabamos de trabajar en el tema de
estudio del mes de octubre. Lo tenemos fresco. Solo queremos recordarlo y poner
nuestra reflexión en tres palabras.
ZAQUEO. Un sinvergüenza que explotaba a la gente. Hoy
podríamos decir, un corrupto. Pero, fijémonos en su inquietud: quería ver a
Jesús. Algo en su interior le decía que su comportamiento no le hacía feliz. Y
quería estar con Jesús. Puso esfuerzo para conseguirlo. Nosotros, que
posiblemente nos consideremos honrados,
¿qué hacemos por estar con Jesús? Lo consideramos uno de los nuestros y eso
quizás nos haga ir por la vida sin darnos cuenta de cómo actuaba Jesús. No olvidemos
el lema de este curso, “Y Jesús… ¿qué haría?”.Hagámonos esa pregunta en la
oración. ¿Estoy viviendo yo como viviría Jesús? ¿He hecho yo en aquella
situación lo que previsiblemente hubiera
hecho Jesús?
JESÚS. Sabe lo que busca Zaqueo, se para, lo mira y queda
con él. Si nosotros buscamos a Jesús vendrá con nosotros. Porque tenemos fe. Porque así lo queremos. Y
Jesús siempre está dispuesto.
SALVACIÓN. Es la consecuencia del encuentro de Zaqueo con
Jesús. Zaqueo dice que va a cambiar de vida, que va a tener en cuenta a las
personas, que se va a implicar en sus problemas, que les va ayudar. Y Jesús le
dice: hoy has comenzado a salvarte, hoy comienzas a ser feliz. ¿A qué esperamos
nosotros? Sabemos que el encuentro con Jesús nos lleva a la felicidad:
pongámonos a ello enteramente.
Para la reflexión, este hermoso poema de Vicente Simón:
PARA
CUANDO SUFRAS
Date
un respiro cuando sufras.
Date un
respiro.
Te lo
mereces,
tú y el
universo que te acoge.
No te vas
a romper,
puedes
sufrir.
Todos lo
hacen
por un
tiempo.
Piensa
que sufrir
es
humano,
y te hace
más humano todavía.
Nunca
sufres solo.
Pero date
cuenta
de que
estás sufriendo,
ahora
mismo,
en este
irrepetible momento.
Y
acuérdate,
que como
humano que eres,
también
puedes amar.
Entonces,
date amor y consuelo.
Eres una
criatura que sufre.
Eres una
criatura que ama.
Y esa
criatura que ama
puede
consolar a la criatura que sufre.
No dejes
de hacerlo.
Ama al
que sufre, alívialo.
Y, si
ahora, el que sufre eres tú,
consuélate,
queriéndote tal como eres.
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