Cultivar las distancias cortas para acercarse a los que están
a nuestro lado: familia, amigos, compañeros de trabajo,… como una manera de
despejar dudas que surgen en las relaciones, de derribar prejuicios, de dar
oportunidad al cambio.
Cultivar las distancias cortas para darnos a conocer y
transmitir que no tenemos mayor intención que ayudar y un único propósito:
hacer la vida más fácil y más humana.
Cultivar las distancias cortas para mostrarnos tal y como
somos, sin miedo, sin necesidad de aparentar ser distintos, invitando al otro a
ser lo que es, y a sentir esa empatía que hace crecer y nos posibilita a ser
auténticos.
Cultivar las distancias cortas como fórmula para despejar
dudas y suspicacias y conseguir grandes relaciones personales, quitando
competitividad y envidias.
Cultivar las distancias cortas como seguidores de un Jesús
que hablaba a las masas pero se volcaba en el encuentro personal que sana,
transforma y ayuda a dar lo mejor que tenemos.
Agus Couto
Cultivar las distancias cortas es no pasar de la gente, dar cariño y considerar que lo que le pasa a los demás también me afecta a mí. Setarcos
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