"Cruz de los frutos", Pinilla de la Valdería |
Si ayer
celebramos el día de todos los santos, hoy lo hacemos de todos los difuntos.
¿Son distintos? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la santidad?
No
trato de contestar cuestiones que son enigmas. También la muerte, lo es. Pero es
una realidad. Como decimos: nadie sale vivo de esta vida. ¿Estamos seguros de
eso? Yo, sin embargo creo que una vez que hemos nacido, ya somos eternos. ¿Para
qué sino el cielo? ¿Por qué hablamos sino de la vida eterna?
Hoy
recordamos a todas las personas que nos han precedido y que ya han muerto.
Todos recordamos a los más cercanos. Es un día para la meditación. Para, en el
silencio y en la oración, notar la presencia de Dios y decirle: Señor, te pido
por mi padre o por mi madre, o por mi hijo o por mi marido o por… tanta gente
que ya ha muerto, para que estén contigo.
La
muerte: un misterio y un hecho. Si nos quedamos solo en el hecho, el dolor
puede ser permanente. Si nos acercamos al misterio, la esperanza nos puede dar
alegría, porque creemos que el que muere no muere, se transforma en su modo de
vivir, pasa a ver a Dios cara a cara.
Así lo
creo, aún con todas mis dudas. Y a pesar del dolor de la muerte. A pesar del sufrimiento por la separación de los seres queridos. Aunque ¿seré capaz de sentir su presencia cerca de mí?
H y MN
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