Leímos hace poco una frase en la que podríamos pensar de vez en cuando. “ A veces es bueno cerrar alguna puerta,
no por orgullo ni por soberbia, sino porque ya no lleva a ninguna parte”.
Cuando eso sucede nos entra melancolía porque lo de cerrar puertas
es muy costoso. Tenemos un amigo que no quiere saber nada de cambios, dice que
lo que antes valía ahora parece no valer y eso le hace tener miedo.
Dice otro amigo nuestro:
Parece que la melancolía procede de la pérdida de Dios o del genio interior o
el daimon socrático que sostiene el andamiaje psíquico. Sea. Yo la siento como
la pérdida de la llave que abre la puerta a la interpretación del enigma de
vivir. O quizá el mundo perdió los goznes y tras la puerta no había nada.
Pero nosotros sabemos que detrás de la puerta de nuestra vida está
Dios esperándonos, lo que sucede es que eso será cuando vayamos al Padre. Mientras
tanto no tengamos miedo a cerrar puertas y abrir otras, porque si con Jesús
hubiera quedado todo hecho no nos hubiera dejado al Espíritu Santo para que nos
ayudara a abrir las nuevas puertas que se nos van ofreciendo.
Un abrazo
Huellas
La vida es camino, si no cierras puertas será imposible caminar. Si no cierras puertas te volverás loco porque no puedes estar aquí y ahora y donde estuviste hace un año. Y si quedas quieto dejas de vivir la felicidad de vivir. Setracos
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