JUAN 6, 51-58
51 Yo soy
el pan vivo bajado del cielo; el que come pan de éste vivirá para siempre.
Pero, además, el pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva.
52 Los
judíos aquellos discutían acaloradamente unos con otros diciendo:
- ¿Cómo puede éste darnos a comer
su carne?
53 Les
dijo Jesús:
- Pues sí, os lo aseguro: Si no
coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros. 54 Quien come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida definitiva y yo lo resucitaré el último día, 55 porque
mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 Quien
come mi carne y bebe mi sangre sigue conmigo y yo con él; 57 como
a mí me envió el Padre que vive y, así, yo vivo por el Padre, también aquel que
me come vivirá por mí. 58 Éste es el pan bajado del
cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron; quien come pan de
éste vivirá para siempre.
Hoy celebramos el cuerpo y la
sangre de Cristo. No nos referimos al cuerpo y a la sangre física. Nos estamos
refiriendo a la entrega total de Cristo a los demás. Dar el cuerpo y la sangre
es como decir “soy para vosotros” “estoy en vosotros” “vivo en vosotros”. Celebrar
la eucaristía y comulgar es tomar conciencia de que podemos y debemos hacer
como Cristo: darnos enteros.
Nos ha parecido muy
interesante el comentario de Fray Marcos a este evangelio. Los que estéis
interesados podéis leerlo en feadulta.com. Adelantamos un resumen para abrir boca:
1º.- La
eucaristía no es magia.
2º.- No
debemos confundir la eucaristía con la comunión
3º.- En
las palabras de la consagración, “cuerpo” no significa cuerpo; “sangre” no
significa sangre. No se trata del sacramento de la carne y de la sangre físicas
de Cristo.
4º.- La
eucaristía no la celebra el sacerdote, sino la comunidad.
5º.- La
comunión no es un premio para los buenos “que están en gracia”, sino un remedio
para los desgraciados que necesitamos descubrir el amor gratuito de Dios.
6º.-
La
realidad significada en el pan y el vino no es Jesús en sí mismo, sino Jesús
como don.
7º.-
Haced esto, no se refiere a que perpetuemos un acto de culto. Jesús
no dio importancia al culto. Jesús quiso decir que recordáramos el significado
de lo que acaba de hacer. Esto soy yo que me parto y me reparto, que me dejo
comer. Haced también vosotros esto. Entregad la propia vida a los demás como he hecho yo.
8ª.-
Los
signos de la eucaristía no son el pan y el vino, sino el pan partido y el vino
derramado.En el siguiente video nos invitan a darnos cuenta que celebrar la eucaristía es "partirse t repartirse para darse". Feliz día de corpus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario