Cuanto más leemos este
capítulo 8 del tema de estudio de este
curso, más nos gusta y más nos hace reflexionar. Nos recuerda que la persona de
carne y hueso está por delante de las leyes y Jesús nos pregunta por qué razón no
somos capaces de ver los cambios de la realidad en nuestro tiempo.
Dios nos pide guardar
silencio, reflexionar y rezar para poder entender los signos de los
tiempos y después ser conscientes de que los tiempos cambian y los cristianos
debemos cambiar continuamente, movernos continuamente.
¡Qué difícil, verdad! Con
lo fácil que es agarrarse a la ley y no salirnos de ella. Pero eso no es lo que
nos pide el Espíritu. Hay que mirar la vida y reflexionar sobre cómo es hoy. Y
no ser, como nos dice Juan XXIII profetas de calamidades.
A veces nos choca la
realidad, como en estas rosas verdes. Pero están ahí, existen y hemos de
aceptarlas y maravillarnos de su belleza.
Dios nos ha puesto en el
mundo en este siglo y en este lugar. No queramos mirar atrás. Siempre adelante
y escuchando la voz del Espíritu que nos habla en el silencio, la reflexión y la oración.
Un abrazo
Huellas
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