La semana
pasada hablábamos de lo que podemos hacer para ayudar a la difusión de nuestro
Movimiento. Pero hay algo que no podemos ni debemos olvidar. Por mucho que
hagamos nosotros al final quien lo hace todo es el Espíritu Santo.
Por eso
hoy queremos hablar del Espíritu Santo. No habrá una auténtica difusión si no
nos acogemos a Él, si no le pedimos ayuda. ¿Y cómo hacerlo?
Lo primero
es llamarlo, invocarlo: Ven dulce huésped
del alma. Ven a decirnos cómo hemos de ser nosotros para que seamos
testigos de tu amor.
Además
eres descanso de nuestro esfuerzo.
Muchos somos mayores y nos sentimos cansados. Ayúdanos a descansar en tu regazo
para tener una tregua en el duro trabajo,
porque sin tu descanso perdemos fuerzas y nos hacemos negativos.
Por eso te
pedimos que te conviertas en brisa en las
horas de fuego, para que cuando estemos excesivamente ardorosos Tú nos
refresques y así sintamos el gozo que
enjuga las lágrimas. Necesitamos ser alegres para que los demás sepan que
somos felices acompañados por tantas personas del Movimiento que nos quieren
como somos. Eso nos reconforta en los
duelos.
Espíritu
de Dios, no nos dejes solos. Que siempre que salgamos a contarle a los demás
algo de nuestro movimiento recemos esta oración. Seguro que Dios nos dará gozo,
alegría, serenidad… Dios lo hará todo.
Un
abrazo
Huellas
Leo vuestra reflexión y me ha parecido una oración. Muchas gracias
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