La semana
pasada hablábamos de las personas que pueden manifestar que no tienen una buena voluntad. Pero a veces,
cuando vamos cumpliendo años, manifestamos actitudes de rechazo a personas o
ideas que no nos gustan porque nos hacemos rígidos en nuestros pensamientos.
Esas
personas actúan mal no por mala voluntad, pero de alguna manera están haciendo
daño a otros por su manera rígida de ser.
Esto
deberíamos planteárnoslo más a menudo. Cuántos padres no aceptan la vida o la
forma de ser de sus hijos y los alejan de su amor. Cuántas veces las normas de
la Iglesia manifiestan esa rigidez, porque parece que se niega a rejuvenecerse.
Estamos
muy preocupados con el ejercicio físico para que nuestros músculos no se
endurezcan, ¿Hacemos lo mismo con la mente?
Hagamos
también ejercicios mentales para ser capaces de acoger a todos. Jesús sí que
manifestó esa continua juventud, ojala en la Iglesia, con este nuevo papa,
vayamos todos rejuveneciendo. Un abrazo
Huellas
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