Un hombre entró en un local y vio a un señor en el
mostrador. Maravillado por la belleza del lugar, preguntó:
-Señor, ¿qué se vende aquí?
-Los dones de Dios. Le respondió.
-¿Cuánto cuestan? Volvió a preguntar
-¡No cuestan nada .Aquí todo es gratis!
El hombre contempló el local y vio que había jarros de
amor, frascos de fe, paquetes de esperanza, cajitas de salvación, mucha
sabiduría, fardos de perdón, paquetes grandes de paz y muchos otros dones.
El hombre, maravillado con todo aquello, pidió:
-Por favor, quiero el mayor jarro de amor, todos los fardos
de perdón y un frasco grande de fe, para
mí, mis amigos y familia.
Entonces, el señor preparó todo y le entregó un pequeño
paquetito que cabía en la palma de su
mano.
Incrédulo, el hombre dijo:
-Pero, ¿cómo puede estar aquí todo lo que pedí?
Sonriendo, el señor le respondió:
-En el Local de Dios no vendemos frutos Solo semillas.¡¡Plántelas!!
Gracias a Miguel Angel que nos ha enviado esta bonita reflexión que hoy compartimos.
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