Seguimos
viviendo en época de crisis, aunque parece que poco a poco vamos saliendo de
ella. Si pensamos en esta situación quizá podríamos entender qué nos quiere
decir Dios.
Esta
crisis económica nos está invitando a los cristianos a llevar una vida más
sobria, a acercarnos a los necesitados y procurar que los demás tengan lo
suficiente para vivir con dignidad. Todo esto quizá nos haga plantearnos muchas
preguntas.
¿En qué
gasto mi dinero? ¿Hasta qué punto estoy agarrado al dinero? ¿me duele dar lo
que tengo a los demás?...
¿A quiénes
podemos ayudar a comprar lo que necesitan?
Quizá de
eso podríamos hablar en el equipo. Intentemos que la crisis de algunos sea un
poco más humana y llevadera. Si no es así, viviremos nuestro cristianismo sin
alegría. Que el tren de la vida nos lleve hacia la ayuda a los demás.
Os
queremos
Huellas
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