Extracto de una charla de Eckhart Tolle
"¿Por qué nos volvemos adictos a otra
persona?
La razón por la que la relación de amor
romántico es
una experiencia tan intensa y universalmente
perseguida
es que parece ofrecer la liberación de un
estado
profundamente arraigado de miedo,
necesidad, carencia
y falta de plenitud que es parte de la
condición humana
en su estado no redimido o no
iluminado".
Hay una dimensión física y otra psicológica en este
estado. En el nivel físico, usted obviamente no está completo,
ni lo estará nunca: es un hombre o una mujer, es decir, la mitad del todo. En
este nivel, la añoranza de la plenitud -el retorno a la unidad- se manifiesta
como una atracción entre el macho y la hembra, la necesidad
del hombre de una mujer, la necesidad de la mujer de un hombre. Es un impulso
casi irresistible de unión con la polaridad de energía contraria. La raíz de
este impulso es espiritual: la añoranza del fin de la dualidad, un
retorno al estado de plenitud.
La unión sexual es lo más cerca que usted puede estar de
este estado en el plano físico. Por eso es la experiencia más
profundamente satisfactoria que puede ofrecer el reino físico. Pero la unión
sexual no es más que un atisbo fugaz de la plenitud, un instante de
bienaventuranza. Mientras se busque inconscientemente como un medio de
salvación, usted está buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma, donde
no puede encontrarse. Usted recibe un atisbo tantálico del cielo, pero no
se le permite habitar allí y se encuentra a sí mismo de nuevo en un cuerpo
separado.
En el nivel psicológico, la
sensación de carencia y de falta de plenitud es, acaso, aún mayor que
en el nivel físico. Mientras esté identificado con la mente, usted tiene un
sentido de sí mismo derivado del exterior. Es decir, usted obtiene el sentido
de quien es de cosas que, en última instancia, no tienen nada que ver con quien
usted es realmente: su papel social, las posesiones, la apariencia externa, los
éxitos y fracasos, los sistemas de creencias, etc.
Este ser falso, elaborado por la mente, el ego, se siente
vulnerable, inseguro y siempre está buscando cosas nuevas con las cuales
identificarse para que le den una sensación de que existe. Pero nada
es suficiente para darle una realización duradera. Su miedo y su
sentido de carencia y necesidad permanecen.
Pero entonces llega esta relación especial.
Parece ser la respuesta a todos los problemas del ego y llenar todas sus
necesidades. Al menos así parece al principio. Todas las demás
cosas de las que usted derivaba su sentido de sí mismo antes, ahora se vuelven
relativamente insignificantes. Usted tiene ahora un solo punto focal que las
reemplaza a todas, da sentido a su vida, y a través del cual usted define su
identidad: la persona de la que está «enamorado».
Ya no es un fragmento desconectado en un universo carente
de afecto, o eso parece. Su mundo ahora tiene un centro: el amado. El
hecho de que el centro esté fuera de usted y que, por lo tanto, usted todavía
tenga un sentido de sí mismo derivado del exterior, no parece importar al
principio. Lo que importa es que los sentimientos subyacentes de no plenitud,
miedo, carencia y falta de realización, tan característicos del estado
egotista, ya no están ahí. ¿O sí? ¿Se han disuelto o continúan
existiendo bajo la feliz realidad superficial?
Si en sus relaciones usted experimenta «amor» y su
contrario -ataque, violencia emocional, etcétera-, es probable que esté confundiendo
el apego del ego y la dependencia adictiva con el amor. Usted no puede amar
a su pareja un momento y atacarla al siguiente. El verdadero amor no
tiene contrario. Si su «amor» tiene un contrario, entonces no es amor sino
una fuerte necesidad del ego de un sentido más profundo y completo de sí mismo,
una necesidad que la otra persona llena temporalmente. Es el sustituto del ego
para la salvación y, por un corto tiempo, casi se siente como la
salvación.
Pero llega un punto en el que su pareja actúa de forma
que deja de llenar sus necesidades, o más bien las de su ego.
Los sentimientos de temor, dolor y carencia, que son una parte intrínseca de la
conciencia egotista pero que habían sido ocultados por la «relación amorosa»,
ahora salen a la superficie. Igual que con cualquier otra adicción, usted está
en un punto alto cuando la droga está disponible,pero
invariablemente llega un momento en que la droga ya no le hace efecto.Cuando
vuelven a aparecer esos sentimientos dolorosos, usted los siente incluso con
más fuerza que antes, más aún, ahora percibe a su pareja como la causa
de esos sentimientos. Esto quiere decir que los proyecta hacia afuera y
ataca al otro con toda la violencia salvaje que es parte de su dolor. Este
ataque puede despertar el dolor de la pareja y ésta puede contraatacarlo. En
ese punto el ego todavía espera inconscientemente que su ataque o sus intentos
de manipulación sean suficiente castigo para inducir a su pareja a
cambiar su conducta, de modo que pueda usarla de nuevo como protección de
su dolor.
Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar
el dolor y salir de él. Toda adicción comienza con dolor y termina con
dolor. No importa a qué sustancia sea usted adicto -alcohol, comida, drogas
legales o ilegales, o una persona- usted está usando algo o a alguien para
ocultar su dolor. Por eso, después de que la euforia inicial ha pasado, hay
tanta infelicidad, tanto dolor en las relaciones íntimas. Ellas no
producen dolor o infelicidad, simplemente sacan a la luzel dolor y
la infelicidad que ya hay en usted. Toda adicción hace eso. Toda adicción llega
a un punto en el que ya no funciona para usted y entonces usted siente el dolor
más intensamente que nunca.
Esa es una de las razones por las que la mayoría de las
personas están siempre intentando escapar del momento presente y buscando algún
tipo de salvación en el futuro. Lo primero que podrían encontrar si enfocaran
su atención en el Ahora es su propio dolor y eso es lo que temen.
¡Si supieran lo fácil que es acceder en el Ahora al poder
de la Presencia que disuelve el pasado y el dolor, a la Realidad que disuelve
la ilusión!
¡Si sólo supieran cuán cerca están de su realidad, cuán
cerca están de Dios!
Evadir las relaciones en un intento por evitar el dolor no
es la solución tampoco. El dolor está ahí de todos modos. Es más probable
que tres relaciones fallidas en tres años lo obliguen a despertar, y
no tres años en una isla desierta o aislado en su habitación. Pero si pudiera
traer intensa presencia a su soledad, eso también funcionaría para usted.
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