Depárame un futuro con tus manos.
No me importa el color, la arruga, el
abandono.
Siento su sangre en río
canalizando al mundo.
De la historia y el miedo
van naciendo
como de ti los
años más ocultos.
Aquí tengo el atillo,
allá el sendero;
engánchame a la vida llanamente
y prepara en la noche,
un horizonte,
no importa de montaña o de vaguada…
¡Oh voz que atruena al mar
y entona coplas
con pájaros y niños de verano!
¿Ves que no sé?
Acércate tú al menos…
y acompaña.
Pedro Miguel Lamet, SJ.
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