Hay en
Salamanca una calle que se llama silencio, y siempre nos preguntamos por qué
razón le pusieron ese nombre.
¿Será
porque había un sanatorio cerca o una casa con niños que necesitan dormir, o
ancianos que no aguantan los ruidos? No
lo sabemos, pero nos gusta pensar que es un aviso para todos nosotros. Estamos
en un mundo muy ajetreado y las prisas no nos permiten tener ratos de silencio,
que son tan necesarios para escuchar a nuestro corazón.
Así es que
os proponemos algún rato de silencio para escuchar qué nos dice Dios.
Un abrazo
Huellas
No hay comentarios:
Publicar un comentario