A veces
pensamos en Dios como un ser amenazador que hace que nuestra vida sea
fastidiosa y en la que parece como si lo que nos hace felices fuera pecado. Es
como si siendo cristianos no podamos tener alegría o ser felices. Por eso
muchas personas han decidido prescindir de Él.
Y nosotros
creemos que alguien así no puede ser Dios. Dios es nuestro padre y no hay
ningún padre que no quiera la felicidad de los suyos.
Lo que
sucede es que la vida a veces no es fácil. Como dice Paulo Coelho “nadie está a salvo de las derrotas. Pero es
mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser
derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando”.
Ser
cristiano supone luchar mucho para eliminar de nosotros aquello que nos hace
tibios, pero el gran sueño es conseguir una vida de cercanía a los demás,
querer y ser queridos, y aunque a veces fracasemos en el intento hay que seguir
luchando.
Los
cristianos sí sabemos por lo que luchamos, así que no perdamos la esperanza de
conseguir un mundo más armónico y feliz. Los fracasos son los menos si nos
damos cuenta de la alegría del encuentro con los demás. Dios está contento con
nuestros intentos y nos transmite la alegría para seguir luchando por
conseguirlo. Creamos en un Dios amor y alegría y todo comenzará a cambiar en
nosotros. ¡Qué bonita es esta frase: Creer es crear!
Un
abrazo
Huellas
No concibo un Dios castigador: solo lo concibo acogiendo, como el Padre bueno. Las amenazas y castigos no son de Dios. Setarcos
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