Leemos lo siguiente:
No terminamos nunca de construir, de hacer, de inventar.
Palabras, citas, amistades, proyectos, esfuerzos, preguntas… todo eso forma
parte del quehacer cotidiano. Por el camino toca levantar paredes, abrir
puertas, tirar algún que otro tabique que nos separa a unos de otros. Y así
está más que bien. Algún día pararemos, si faltan las fuerzas o los motivos.
Pero no ahora. Ahora es aún tiempo de pintar, construir, cavar, sembrar,
recolectar, escribir e imaginar. Nadie debería llegar, demasiado pronto, a un
punto en el que sienta que ya lo ha hecho todo. Hay tanto por hacer, tanto por
vivir, tanto por ir descubriendo y reconociendo…
Y estamos de acuerdo con ello:
Especialmente en este tiempo de adviento. Tiempo de vela, de estar de pie, de estar alerta. Porque la vida es dinamismo, es camino, es recorrido, es moverse, es avanzar.
Y este camino trae consigo también parada, para mirar, para admirar, para repasar. Una obra se va haciendo poco a poco, porque hay que medir, hay agacharse, hay que tocar, hay que tantear, hay que probar.
Recibimos este tiempo de adviento como una oportunidad para repasar la obra de nuestra vida, para limar las aristas, para seguir construyendo, para continuar caminando. Todo ello desde la fe. Creer en Jesús es don que queremos seguir cultivando. Especialmente en este tiempo de adviento.
H y MN
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