TIEMPO DE ADVIENTO

Convento y primitiva Iglesia, San Pio de Pietrelcina,San Giovanni Rotondo, Italia

Este domingo, 27 de noviembre, comenzamos un tiempo nuevo, el tiempo de adviento. El Evangelio es de Marcos 13,33-37:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!

El TIEMPO DE ADVIENTO es:

1.- Un TIEMPO DE PREPARACIÓN. Algo grande va a ocurrir –Dios se va a hacer hombre- y no podemos estar ni ir de cualquier manera. Es necesario saber lo que se avecina: el gran acontecimiento de la humanidad: Dios mismo, un hombre más, el hombre que no quiso hacer alarde de su condición divina.

2.- Un TIEMPO DE VELA. No es momento para estar dormidos. Dios se presenta de la manera más cercana posible y tenemos que estar despiertos. En esto insiste el Evangelio de hoy. 

3.- Un TIEMPO DE ALEGRÍA. Somos amados por Dios y de tal manera que nos envía a su mismo hijo, Jesús. Ante esto levantemos los brazos y alegrémonos: es lo más grande.

4.- Un TIEMPO DE ESPERANZA. Cuando el mundo está inmerso en una crisis tan profunda que parece que no llega la solución, Jesús estará entre nosotros y Él nos iluminará para buscar la solución. Jesús es la esperanza.

5.- Es TIEMPO DE ORACIÓN. Porque esa es la mejor preparación para recibir a Jesús, para estar con Él, para sentirlo dentro de uno mismo y para verlo en los demás.

Es, en fin, un TIEMPO NUEVO que nos va a permitir salir de la rutina y ver la vida con esperanza.

Aquí estoy Señor,

un poco nervioso,

voy notando tu presencia,

sé que tengo que hacer algo,

le doy vueltas,

te miro, me miro…

y eso… me basta.