A medida que pasan los años vemos que la
imagen de Dios que tenemos va cambiando y se va haciendo patente que es urgente
cambiar esa imagen de Dios. Y como dice José Antonio Pagola en “Está con
nosotros” es el Dios que “habita en todo corazón humano”.
El Dios que tenemos muchas veces es un
Dios que no está encarnado. Es más, a veces para buscarlo hemos de salir de
nuestro entorno e ir al templo a buscarlo. Entonces nuestro entorno y nuestro
cuerpo dejan de ser templos, el mundo es malo, peligroso, y el cuerpo es el
animal que habrá que domesticar y castigar. Si es así desconfiamos de nosotros
mismos y de los demás.
Y nos quedamos con un Dios milagrero al
que pedirle que se arreglen cosas que deberíamos arreglar nosotros. Es como una
anestesia frente al dolor.
Pero el Dios auténtico, el que llevamos
dentro, es un Dios distinto que está en lo cotidiano, en la vida, en los otros,
en los pobres, en la naturaleza. Y nuestro cuerpo es templo de Dios, el prójimo
es mi hermano y allí está Dios, más que en ningún templo. Es el Dios que goza
con el que goza y sufre con el que sufre. Para encontrarlo sólo hay que amar.
La imagen es tan bonita que tenemos que pensar que en la naturaleza también
está Dios.
Un abrazo
Huellas
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