Paseando
por un parque de Avilés nos llamó la atención este árbol caído. Nos impresiona
ver con que fuerza se ha agarrado a la tierra para seguir creciendo y lo ha
conseguido, con un pequeño apoyo en la tierra.
Muchas
personas pasan o podemos pasar momentos en que nos “caigamos”. Ese es el
momento en que necesitamos un pequeño apoyo de los demás para seguir viviendo y
dando fruto. Dios no desespera nunca, aunque estemos hundidos siempre se puede
seguir adelante por el camino de la vida, si los demás nos dan su mano, o un
poco de agua, del sol de una sonrisa, el calor de una mano tendida. Que nunca
hagamos leña del árbol caído, sino que ayudemos a ese árbol a seguir viviendo y
dando hojas y frutos de gran belleza.
Os
queremos
Huellas
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