Muy mal parece, hijas mías,
que de la hacienda de los pobres se hagan grandes casas. No lo permita Dios,
sino pobre en todo y chica. Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo
casa, sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adonde murió. Casas
eran éstas adonde se podía tener poca recreación. Los que las hacen grandes,
ellos se entenderán. Llevan otros intentos santos. Mas a trece pobrecitas
cualquier rincón les basta. Si, porque es menester por el mucho encerramiento,
tuvieren campo (y aun ayuda a la oración y devoción) con algunas ermitas para
apartarse a orar, enhorabuena. Pero edificios y casas grandes ni curiosos,
nada. ¡Dios nos libre! Acordaos siempre que se ha de caer todo el día del juicio.
¿Qué sabemos si será presto? Camino de
Perfección, capítulo 2, número 9).
José Luis y Sofía
Nota de la redacción. Seguimos publicando textos valiosos de la Santa de Avila. En este vuelve a poner el acento en la necesidad de no dejarnos deslumbrar por las riquezas. Todas se quedan aquí. Al final solo seremos examinados del amor. Quien ama ya ha comenzado a vivir en plenitud. Este mes de octubre celebramos, el día 15, el santo de Teresa de Jesús. Más razones que fijarnos y aprender de ella.
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