Empieza por tomar un tiempo para ti, en el que puedas permanecer en el momento presente, sin dejarte arrastrar por la prisa o la ansiedad. Y empieza tomando consciencia de tu respiración.
Una vez preparado, trae la atención a tu propio cuerpo. Toma consciencia de cualquier sensación corporal que detectes: calor, hormigueo, cosquilleo, suave movimiento interno, vibración… (tu cuerpo es un campo de energía que está vibrando constantemente).
Entrégate a esas sensaciones que detectas en tu cuerpo. Y tómate un tiempo –siendo paciente con las prisas- para sentirlas con detenimiento.
Poco a poco, advierte el fondo común de todas esas sensaciones, lo que todas ellas manifiestan: es energía, Vida. Siéntela de un modo inmediato.
Entrégate cada vez más a ella, nota cómo crece y se expande: solo hay Vida.
Permanece en ella, hasta que te reconozcas en ella: esa Vida eres tú; ella es tu verdadera identidad. Saboréala, familiarízate con ella, déjate ser ella. Mientras estés en esa consciencia de quien realmente eres, experimentarás Plenitud.
Enrique Martínez Lozano
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