La Palabra de Dios de este domingo, Lucas 17, 11-19, pone el acento en el agradecimiento. Después de currar a diez leprosos que así se lo pedían, sólo uno acudió a Jesús a agradecérselo y Jesús preguntó:
“¿No quedaron limpios los diez? ¿Dónde están los otros nueve?
¿Tan sólo ha vuelto a dar gracias a Dios este extranjero?
Y le dijo:
Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.
Esta Palabra nos sugiere el siguiente comentario:
1º Sólo uno de diez fue a agradecer al Señor la curación. Suponemos que los otro nueve podrían tener motivos suficientes para no acudir: tenían mucha prisa, estaban muy ocupados, no sabían como hacerlo, no era para tanto pues a lo mejor habían hecho méritos para la curación… Y así hasta nueve justificaciones –una por cada uno- o diecinueve o las que hicieran falta. Seguramente era necesario tranquilizar la conciencia.
Desde este lado, es decir sin ser nosotros los afectados directos, quizás esas justificaciones nos resulten insuficientes, vanas, inadecuadas, poco creíbles. No lo sabemos. Pero huelen a excusas.
Pero demos un paso y ahora seamos nosotros los protagonistas de la curación. ¿Tendríamos razones para no volver a dar las gracias a quien nos concedió aquello que le pedimos?
2º Además el que fue a agradecer la curación era un extranjero. Encima. Hoy diríamos que era alguien que no pertenecía a la iglesia. O un emigrante, por ejemplo. Esto seguramente nos puede interrogar más. Y más aún como miembros de los equipos. ¿Somos agradecidos? ¿Damos gracias a Dios por los logros conseguidos? ¿De verdad?
3º La acción de gracias por excelencia es la eucaristía. Eso significa precisamente. Si la vivimos, extenderemos esa acción de gracias al resto del día o de la semana.
Tomemos la Palabra de este día como una oportunidad para ser agradecidos, para dar gracias a Dios y a los hombres. Así la fe la podemos entender mejor.
La fotografía, "manos abiertas",de acogida y agradecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario