EL RICO EPULON Y EL POBRE LAZARO
El Evangelio de este domingo nos da cuenta de estos dos personajes. Uno, el rico epulón para quien lo central de su vida fue la riqueza. Otro, el pobre Lázaro, que no disponía de lo elemental para vivir. Es de Lucas 16, 19-31. Al final del Evangelio el rico le pide a Abrahán que envíe alguna señal para la gente, los suyos, se den cuenta que una vida centrada en la riqueza, es una vida perdida y le contesta Abrahán “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco harán caso aunque resucite un muerto”.
Este Evangelio pone sobre la mesa un tema de plena actualidad: las relaciones de los ricos y los pobres. Estamos en unos días de intenso conflicto laboral. Los mineros de las cuencas de León y Palencia han iniciado “marchas negros” hasta las capitales de estas provincias en defensa de sus puestos de trabajo (hay empresarios que no pagan las nóminas y el porvenir del carbón autóctono está en entredicho por las subvenciones que han de recibir para subsistir). El próximo miércoles día 29 de septiembre está convocada huelga general, fundamentalmente por la forma en que el Gobierno está afrontando la crisis económica, que supone reducción de salarios y derechos de los trabajadores y congelación de las pensiones.
¿Qué tiene que hacer un cristiano ante estas situaciones? ¿Cómo tiene que comportarse en estas relaciones?
En primer lugar acudiendo a DIOS. Cada uno. Personalmente. Es necesario la oración, el silencio, la Palabra y la eucaristía para, ante Dios, plantear esta cuestión. ¿Señor que puede hacer yo en estas circunstancias? Solo desde la oración y desde la Palabra será posible discernir, con acierto, los comportamientos.
En segundo lugar, hoy la Palabra nos invita a tomar como nuestra esta problemática. Es posible que tu no sufras ningún problema laboral y es posible que tu situación personal no se hay resquebrajado. Pero hay muchas personas y familias enteras que están pasándolo muy mal. Y hay muchas personas en el mundo que no tienen ni para comer. Por eso no es un problema ajeno a ti. El drama del hambre de millones de seres humanos, las enfermedades que nos afligen, la soledad de los ancianos, la desesperanza de muchos discapacitados, las estrecheces de los que no tienen trabajo, las adversidades de los inmigrantes no pueden ser ajenos a nosotros. Ahí están esperando que cada uno de nosotros aporte su granito de arena. Ese poco que cada uno podemos aportar no podemos dejarlo en casa. Con pequeñas aportaciones de muchos el mundo puede cambiar. No podemos permitir que la separación entre nosotros y los pobres crezca. Para hacer esto posible solo hay un camino: ESCUCHA A DIOS. EL nos habla.
“Las excesivas diferencias económicas y sociales entre miembros y pueblos de una misma familia humana escandalizan y se oponen a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana, no menos que a la paz social e internacional” (Gaudium et Spes, 29).
Desde este blog invitamos a todo hombre y mujer de buena voluntad a que ESCUCHE A DIOS Y TRAS ELLO SE PONGA EN MARCHA. EL INDICARÁ EL CAMINO A CADA UNO.
Asimismo nos solidarizamos con todos esas familias mineras que defienden sus derechos con tesón en las marchas negras, en los encierros en las minas o en los ministerios y en tantas formas de protesta que están protagonizando estos días. La fotografía corresponde a una de esas marchas, en el Bierzo, tomada de El Norte de Castilla. La de arriba es de la ermita de La Magdalena de Cuadros.
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