naturaleza vestida de fiesta: amor |
Domingo V de Pascua
Evangelio de Juan 13, 31-35
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
― Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. (Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros.
Seguimos en pascua y hoy el evangelio viene a ser un resumen de lo esencial porque en él, el mismo Jesús, nos dice cómo tenemos que vivir: amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Para que esto sea posible es necesario contar con Jesús, pedirle su ayuda, orar. Sin ello, no va a ser posible. Por fuertes que seamos. Por convencidos que estemos. Sin la oración, más pronto que tarde, acabaremos abandonando.
¿Por qué?
Porque en el hombre hay una fuerza (¿de dónde viene?) que arrastra al interés propio, al abandono, a la codicia.
Sin disciplina, sin voluntad, sin oración el camino del amor a recorrer se hace muy cuesta arriba.
Este “amaos los unos a los otros” es alcanzable porque, de no serlo, Jesús nos estaría pidiendo un imposible y nos engañaría. Es posible realizarlo. Y hay quien lo ha hecho y hay quien lo hace. Si conoces a alguien, qué bueno sería que lo compartieses con todos.
Jesús,
Dame humildad para reconocer mis debilidades
Dame paciencia para ir poco a poco
Dame alegría para hacer más feliz a la gente
Dame cariño para cuando esté triste
Dame paz cuando esté desconcertado
Dame discernimiento cuando ande perdido
Dame voluntad para ser fuerte y amable
Dame esperanza cuando no entienda los por qué
Dame fe para acudir a ti
Dame amor para compartirlo todo.
H y MN
No hay mandamiento más grande, ni camino distinto ni comportamienro que lene a la persona que la de amar siempre, sin medida, con entrega...como lo hizo Jesús. SABA
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