Para verte, Señor |
Estamos en el Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. El Evangelio es de Marcos 12, 38-44 y dice así:
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Ésos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos monedas de muy poco valor. Llamando a sus discípulos, les dijo:
Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Jesús, tu siempre dando la nota,
Criticando a los letrados y religiosos,
Esos que dominan la dialéctica,
Que visten bellos vestidos,
Que realizan ceremonias impresionantes,
Esos que saben rezar y mucho.
¿Quiénes son hoy los letrados?
¿Quiénes usan esas vestimentas
y hacen grandiosas celebraciones?
...//...
Y no te quedas ahí.
Vuelves a dar la nota,
A poner todo al revés,
Alabas los dos céntimos entregados por una mujer,
los dos únicos centimos que tenía, ¡qué miseria!
Entregados, además, a quienes dominan la oración.
“Esa ha echado más, porque echó de lo que necesitaba”
¿Qué me dices, Señor?
Que no basta con la limosna,
Que no vale con entregar lo que me sobra, aunque fuera mucho
Que es necesario entregarse entero,
La propia vida, que es la esencia.
¡¡Cómo me cuesta Señor!!
No puedo.
Quiero seguridad, tengo familia y un futuro…
Me quedo en silencio.
¡¡Aumenta. Señor mi fe!!
Porque no confío en TI…de esa manera.
Para no perder la esperanza |
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