Ayer, en el tercer domingo del tiempo ordinario, los Equipos de León compartimos, en la parroquia de El Salvador, la misa de 12 con los niños y sus padres y familiares. El lema, que resonó durante toda la celebración fue: todos somos pescadores de hombres. El sacerdote en la parroquia. Los padres y niños en sus familias. Dios llama a cada uno por su nombre y no deja a nadie en la tempestad. Tiende la mano para quien la quiera agarrar.
Fue una eucaristía con una iglesia llena a rebosar, participada esencialmente por los niños, hecha para que estuviesen a gusto. Muchos detalles podemos señalar: los bancos llenos, los niños contentos, la representación del Evangelio en un guiñol, las peticiones espontáneas de los pequeños, la participación de estos en la homilía, la colecta a favor de la infancia misionera porque también los niños son misioneros… y así muchos detalles que hicieron que la hora que duró la celebración pasara en un instante.
En ese buen ambiente estuvimos los Equipos. Dándonos a conocer. Con algunas moniciones. Porque ningún hombre puede dejarse ahogar. Nos ofrecimos como matrimonios que creemos que se puede vivir el evangelio en matrimonio. Para que quienes quieran conocernos y seguirnos vengan con nosotros. Repartimos calendarios de bolsillo.
Estuvo bonita. Fue todo muy participado. Había alegría. Mereció la pena.
A todos aquellos que creen que la “misa es un rollo”, les invitamos a que acudan a la misa de doce a la parroquia de El Salvador. Allí encontrarán niños contentos, padres felices, una misa alegre y participada. Porque Jesús es alegre. No lo duden, vayan con sus hijos, merece la pena. Vivir la fe en comunidad es una maravilla. Los cristianos somos personas felices.
Estamos seguros que muchos han llevado una pequeña semilla de “equipos”, cuya germinación ya no depende nosotros. En tus manos estamos, Señor.
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