viernes, 14 de octubre de 2016

TÚ NO ERES TU MIEDO (3)




Nos vinculamos a las personas a través de dos sentimientos básicos, el amor y el odio y en cualquiera de ellos está presente el miedo, cuando amamos, miedo a perder a la persona amada, cuando odiamos, miedo de no volver a amar.

Nos identificamos con nuestros sentimientos pretendiendo fijarlos “para siempre”, no se puede fijar el amor para siempre y cuando tenemos esa intención es cuando aparece el miedo a perder, está claro que si no quisiéramos poseer ni perpetuar, el miedo no tendría cabida porque su lugar lo ocupa la libertad y ambos no pueden coexistir juntos, como no lo pueden hacer la luz y la oscuridad.

Un antídoto potente es la despersonalización del miedo, yo no soy mi miedo y por eso puedo elegir mirarlo con distancia emocional, erradicarlo o echarlo de mi vida.

DETRÁS DE CADA MIEDO HAY UN DESEO AGAZAPADO AL QUE NO NOS ATREVEMOS A DAR VIDA

Un día acompañaba a una persona en el proceso terapéutico de superar su ansiedad. Constantemente hablaba de que sus miedos la mantenían paralizada, se sentía sin energía e incapaz de hacer nada. ¿Cuál es el miedo al que más le temes?, le pregunté, “Me aterra volverme loca, ese es mi mayor miedo”. ¿Quieres trabajar tu miedo a volverte loca?, “sí”, respondió de inmediato. Entonces le ofrecí un folio en blanco y le di la consigna: escribe en la parte superior del folio “tengo miedo a volverme loca” y así lo hizo. Ahora escribe debajo “DESEO volverme loca PARA…” y a continuación escribe todo lo que te venga. En ese momento me miró negando con la cabeza, “ya te he dicho que ese es mi mayor miedo ¿Cómo voy a desearlo?”. Ya te entendí y tú aceptaste trabajar este miedo, adelante, escribe lo que te venga. Después de unos minutos volvió a mirarme, esta vez su cara reflejaba el asombro, sus ojos estaban muy abiertos y rápidamente comenzó a escribir: “deseo volverme loca para decirle a mi marido que ya estoy harta de que no me trate bien, a mis hijos que estoy hasta las narices de tener que ir siempre detrás de ellos quitando sus enredos, a mi jefe quiero decirle que es un explotador, a mi madre que me fastidia que me manipule con sus permanentes quejas……”.

Responsabilidad significa responder y en este caso, como en muchos, el miedo es una buena excusa para echar balones fuera y evadir nuestra responsabilidad.
El antídoto es conectar con nuestros deseos y atrevernos a jugarlos, si enfocamos nuestra energía hacia el autorespeto nos hacemos fuertes, aprendemos de las experiencias y transformamos nuestro miedo en sabiduría.

El bienestar no depende de tener una vida sin problemas, sino en fijar la confianza en nuestra capacidad para afrontarlos.

TODO ES SEGÚN EL COLOR CON QUE SE MIRA

Cuando miras con negatividad lo que ocurre a tu alrededor, dejas que el miedo aparezca y se fortalezca, así que potencia tu optimismo y revisa la manera como interpretas la realidad, todo es cuestión de la perspectiva  con la que te enfrentas a los acontecimientos.
Desde el miedo tendemos a ver las cosas peor de lo que son en realidad. Los pensamientos negativos dañan tu cuerpo y tu equilibrio, así que revisa tu diálogo interno, cuestiona tus creencias internas y descubre los pensamientos con los que alimentas tu miedo. ¡Suelta tu miedo!.

SI NO TUVIERAS MIEDO ¿QUÉ HARÍAS?

Te invito a parar un momento y preguntarte ¿Qué cosas no tengo hoy por culpa de mi miedo?.

Seguro que encontraras muchas cosas de las que te has privado por no atreverte a realizarlas. Quizá no has buscado un empleo porque has creído que no eres capaz o no le has dicho una persona que te gusta, me gustas, por temor a que te rechace o has evitado tener amigos por miedo a no gustarles o te has callado cuando querías hablar por miedo a que piensen ¡qué tontería está diciendo!.

Aquí te dejo otra pregunta, ¿Cómo sería tu vida si no tuvieras este miedo?.

Está en tu mano cambiar tu miedo por arrojo y valentía para ser quien eres. 

¡ADELANTE! 



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