martes, 1 de agosto de 2017

CREO EN JESÚS


Creo en Jesús por lo que Jesús significa: “Yeshua: DIOS AYUDA”

En su nombre se contiene toda mi fe. Un Dios que se acerca y ayuda, que se inclina y nos socorre, que nos ama y acompaña.

“Dios ayuda” ¿hace falta algo más?

Creo en Jesús sensible y atento a la situación límite de su pueblo, de su gente y a la vez impotente para solucionar todos los problemas. Hizo lo que estuvo a su alcance.

Creo en Jesús que se puso al lado de los que sufren, de los excluidos por la sociedad y por la religión: pecadores y prostitutas, enfermos y pobres, mujeres y niños y les infundió amor y la certeza que Dios los ama, no están solos.

Creo en Jesús porque Él se sintió Hijo amado y porque esa filiación es don universal; filiación que todos hemos recibido desde nuestra concepción y que nos invita a decirle a Dios ABBA, Papá-Mamá como niño que descubre la maravilla de la paternidad-maternidad divina sin comprenderla

Creo que Jesús no es un Señor que nos somete sino el que nos hace libres como El y nos libera de todos los señores que se creen poderosos oprimiendo y sometiendo.

Creo en Jesús que nos devuelve la confianza en nosotros mismos y nos dice: “Tu fe te ha salvado”

Creo en Jesús que le inspira el Espíritu de Dios, que es el Hombre del Espíritu por excelencia. Y que fue concebido por el Espíritu Santo, que es Dios, no en el sentido biológico de que el Espíritu realiza en María la acción de José sino q experimenta q el Espíritu es  la esencia de su ser, de su vida.

Creo en Jesús que el Espíritu, desde que apareció la especie Homo en el Universo, fue encarnándose en cada uno y en todos sin distinción alguna y nos enseñó así q la Paternidad-Maternidad Divina nunca fue ni es enemiga de la paternidad-Maternidad hna. Y a la vez que no es enemigo del cuerpo.

Creo en Jesús porque me regaló una madre q es santa no porque sea inmaculada, angélica, irreal sino porque en su seno aceptó el don de Dios: su Hijo. Su santidad no consiste en ser perfecta, dejaría de ser humana sino porque vivió en la fe el misterio de la encarnación, como lo viven todas las madres, sin saberlo.

Toda mujer, todo hombre está llamado a encarnar a Dios.

El ser carne no es obstáculo sino camino para la realización plena de la filiación divina en lo humano.

Creo en Jesús porque es el perfeccionador de nuestra fe.

No necesito más dogmas ni miedos ni castigos. Tengo quien me anima en mis flaquezas y debilidades, en mis sufrimientos y en mis dudas.

Creo en Jesús porque en Jesús Dios me acompaña y habita en mí.

Creo en Jesús porque mi deseo es creer en Dios como Jesús creía en Dios.



 Gustavo Valls


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