domingo, 7 de agosto de 2016

ENAMORARSE DE JESÚS

Cristo sonriendo, castillo de Javier


LUCAS 12, 32-48

32 No temas, rebaño pequeño, que es decisión de vuestro Padre reinar de hecho entre vosotros. 33 Vended vuestros bienes y dadlo en limosna; haceos bolsas que no se estropeen, una riqueza inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni echa a perder la polilla. 34 Porque donde tengáis vuestra riqueza tendréis el corazón.

35 Tened el delantal puesto y encendidos los candiles; 36 pareceos a los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para, cuando llegue, abrirle en cuanto llame. 37 ¡Dichosos esos siervos si el señor al llegar los encuentra despiertos! Os aseguro que él se pondrá el delantal, los hará recostarse y les irá sirviendo uno a uno. 38 Si llega entrada la noche o incluso de madrugada y los encuentra así, ¡dichosos ellos!

39 Esto ya lo comprendéis, que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no le dejaría abrir un boquete en su casa. 40 Estad también vosotros preparados, pues, cuando menos lo penséis, llegará el Hijo del hombre.

41 Pedro le preguntó:

- Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos en general?

42 El Señor prosiguió:

- Conque, ¿dónde está ese administrador fiel y sensato a quien el señor va a encargar de su servidumbre para que les reparta la ración a su debido tiempo? 43 ¡Dichoso ese siervo si el amo al llegar lo encuentra cumpliendo con su encargo! 44 Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes.

45 Pero si ese siervo se dice: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, 46 el día que menos se lo espera y a la hora que no ha previsto llegará el señor de ese siervo y cortará con él, asignándole la suerte de los infieles.

47 El siervo ese que, conociendo el deseo de su señor, no prepara las cosas o no las hace como su señor desea, recibirá muchos palos; 48 en cambio, el que no lo conoce, pero hace algo que merece palos, recibirá pocos.

Al que mucho se le ha dado, mucho se le exigirá; al que mucho se le ha confiado, más se le pedirá.

La tarea del cristiano es permanente, es de total entrega, es todo el día y todos los días. Dicha así, parece una carga insoportable, un castigo permanente e incomprensible. Pero no es así. Seguir a Jesús es un camino en el que nos vamos a encontrar variedad de personas y de situaciones. Según como estemos enamorados de Jesús, así pensaremos y así actuaremos. Porque si ponemos nuestra confianza en Él, seguirle es vivir felizmente, los demás dejarán de ser una carga, las situaciones que vivamos o se nos presenten serán oportunidades para ser más felices.

El punto de partida es confiar en Jesús, es darse cuenta que Él puede guiarnos, es reconocer que amar a los demás es lo que nos llena de felicidad.


No seamos tontos. Poner la confianza en adquirir no sé qué bien o conquistar a no sé que persona nos deja insatisfechos. Ese no es el camino. La felicidad del cristiano se mide por el amor a Dios. Y ese amor a Dios se mide por el amor a los demás.

El video que sigue nos puede ayudar a profundizar en esa relación con Dios.

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