miércoles, 24 de agosto de 2016

EL DOLOR DEL TIEMPO


Tenerlo todo y no saber decirlo
para escuchar las voces tan oídas,
agarrar el silencio por las bridas
en un quebrar el tiempo sin abrirlo.
 
Pero mirar tus ojos y sufrirlos,
arropar los torrentes de mi vida
recostarme callado en tus heridas
es ahondar en el tiempo y repartirlo.
 
Yo no quiero soñar con los jardines
de mi infancia entre pompas irisadas.
Yo no quiero dormir en tus violines
 
ni jugar sobre el potro de la suerte.
Sólo quiero, Señor, noches calladas.
Sólo quiero, Señor, sorber tu muerte.
 
Pedro Miguel Lamet,  SJ.

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